Nadie ve nada

Beatriz Alegre Pérez

“¿Cuántos jóvenes tienen que quitarse la vida? ¿Cuánto hemos de sufrir las familias para que empiecen a escucharnos? ¿Cuánto tiempo hemos de esperar para que en España ayuden a los niños que sufren acoso escolar?

Existen campañas contra la violencia, vemos anuncios de televisión y se habla de tolerancia cero... pero la realidad es muy distinta a la teoría; mirar hacia otro lado se ha convertido en la práctica del día a día para aquellos responsables que optan por no involucrase y que se curan en salud ignorando el bullying infantil en los colegios.

El Consejero de Educación dice que somos una comunidad pionera en abordar los programas de convivencia y asegura que no hay casos de acoso escolar serios. Yo sé que no es así: mi hija está siendo acosada desde hace 4 cursos escolares, fecha que coincide con el diagnóstico de su enfermedad, un trastorno del sueño conocido como Narcolepsia.

Cómo sufre mi hija el bullying no tiene ningún misterio: lo comienza la misma persona, una niña que resulta ser de lo más popular además de ser la que más influencia tiene sobre el resto, ella es la “líder” del grupo por así decirlo; le siguen otros 3 o 4 niños y cómo nadie les detiene van sumándose otros muchos; empiezan a excluirla de todos los grupos y no le dejan participar en ningún juego; al final la niña opta por sentarse cerca del profesorado por temor a ser agredida física o verbalmente y sufre dolores de barriga psicosomáticos por el estrés, el miedo y la exclusión social. Nadie ve nada.

Debido a su situación en el colegio su enfermedad empeora, teniendo que abandonar las clases durante dos semanas. Ante un hecho como este no tardan en llegar las comprensivas respuestas de la profesora de inglés; le pone varios negativos y hunden un poco más (si cabe) el autoestima y la moral de la niña con frases lapidarias tales como “Aunque saques un 10 en el examen no vas a aprobar la asignatura”; también se aplican coherentes métodos educativos como decirle tras un examen sorpresa que ella misma puede ponerse la nota ¿Para qué? Muy sencillo: para que entienda lo burra que es y lo inteligentes que son sus compañeros. Nadie ve nada.

Debe ser cierto que “Vivir es fácil con los ojos cerrados” porque sino no logro entender como en un patio grande con seis profesores „vigilando‟ nadie ve nada de nada. Cuantas veces habré escuchado “Estamos muy preocupados por tu hija” mientras que el tiempo pasa y la situación empeora: su tratamiento se ha descontrolado y tiene pánico a ocho niños. Pero nadie ve nada.

¿Nadie es capaz de tener empatía? ¿Por qué tenemos que consentir que se humille y se haga sufrir tanto a una niña de 11 años? He acudido a la policía y también a Inspección Educativa. Hoy por hoy sigo esperando a que me reciba o conteste el e-mail la Delegada Provincial de Educación. ¿No hay nadie que pueda evitar esta situación? Llevo una semana sin saber cuando mi hija podrá volver al colegio, en un nuevo centro. Como no hemos sufrido bastante con ser víctima de acoso escolar, ahora vamos a tardar en darla centro para que repita curso. ¿Qué estoy haciendo mal?“

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