Trucos para reírse del síndrome postvacacional

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Marta Cuervo

Se acabaron las vacaciones y, lo que es peor, vuelve la rutina. A muchas personas despedirse de la playa, de los días ociosos, de las comilonas del verano y del buen tiempo, les produce una sensación de tristeza que suele acentuarse con mayor dureza los primeros días, justo cuando el regreso al trabajo, a las obligaciones diarias, los horarios establecidos y las 'normas' de convivencia de cada familia vuelven a entrar en vigor.

Aunque sabemos que es una sensación muy común entre la población, se produce sistemáticamente con el final de las vacaciones, llegando a arrastrar algún tipo de trastorno en ocasiones. Por ello consultamos con la palabra de un experto que nos despeja las dudas más frecuentes, y que anima a los lectores a superar esta agobiante sensación. Hablamos con Miguel Ángel Cueto, psicólogo clínico, y David Cueto, psicólogo sanitario, del equipo de Cepteco León.

Cada año nos pasa lo mismo: La depresión tras las vacaciones, ¿por qué?

Este es un tema que aparece todos los años cuando nos tenemos que enfrentar de nuevo a la rutina diaria al finalizar el periodo vacacional, pero lo que no está muy claro es si el motivo es por la sequía informativa de los periódicos de provincias o porque realmente esta cuestión tenga repercusión en la salud emocional de las personas. Es normal que incluso personas que se encuentran a gusto con su trabajo les cueste el cambio de rutina los primeros días, pasar de una tranquilidad vacacional a el cumplimiento de horarios y responsabilidades de un día para otro no es fácil.

A la vuelta de las vacaciones no suele producirse una depresión como tal, sino que puede surgir una ligera dificultad de adaptación pasajera que a los 3 ó 4 días, ha desaparecido

A pesar de los trucos y los consejos ofrecidos por profesionales, siempre, año tras año, caemos en esta desidia...

A la vuelta de las vacaciones no suele producirse una depresión como tal, es decir no tiene carácter patológico, sino que puede surgir una ligera dificultad de adaptación pasajera (problemas de sueño, cansancio) que a los 3 ó 4 días, como mucho, ha desaparecido. Si durase más, podría ser debido a un problema depresivo y/o ansioso que, en la mayoría de estos casos, ya se padecía con anterioridad. Cambiar los horarios paulatinamente los últimos días de las vacaciones, aunque estemos acostumbrados a transnochar o levantarnos tarde, habituándonos levantarnos en el horario de trabajo (o al menos acercándonos) puede ayudar a que la vuelta sea menos brusca.

¿Existe alguna manera efectiva para tratar de recuperar la rutina, la vuelta a la actividad cotidiana de manera positiva?

Para que la vuelta a la actividad cotidiana no suponga una gran molestia sería conveniente incorporarse paulatinamente a ella. Incluso uno o dos días antes regresar a la propia vivienda, si han tenido la fortuna de poder cambiar de residencia por unos días, lo que favorecería que la ruptura con la rutina vacacional no sea tan brusca. Ya en nuestro puesto de trabajo, comenzar de forma gradual, siendo conscientes de llevar a cabo un aumento progresivo del rendimiento. No hay que dramatizarlo mucho ni pensar demasiado.

¿Hay que prepararse antes de irse de vacaciones?

Sería recomendable planificar las actividades de ocio antes del periodo vacacional con una búsqueda de objetivos durante las vacaciones (dormir más, mejorar nuestros lazos afectivos, hacer más ejercicio, disfrutar más de las relaciones sociales o placeres diversos...). Con todo ello, el trasladar la obsesión por el cumplimiento de horarios y tareas a las actividades de ocio podría hacer que nos estresemos aún más por las vacaciones, con lo que ser flexibles y no desesperarnos por los imprevistos harán que desconectemos aún más estando de vacaciones.

No todas las personas tienen problemas de adaptación, depende en gran medida de la satisfacción laboral y la filosofía de vida que se lleve

¿Este sentimiento depresivo lo sufren todas las personas? ¿Quiénes son más vulnerables?

No todas las personas tienen problemas de adaptación, depende en gran medida de la satisfacción laboral y la filosofía de vida que se lleve. Las hay que se alegran de volver a la rutina como pueden ser las que disfrutan de un trabajo que les gusta, las hiperactivas, las adictas al trabajo que sienten que deben llenar sus horas libres y no saben con qué; las que durante las vacaciones se cargan de compromisos sociales o tareas que hacen que aumente su estrés; muchas mujeres para las que el período vacacional significa un aumento considerable de sus labores domésticas... Por ello, quizás aquellas personas que menos gratificante consideran su trabajo o se sientan explotados serían quizás los que más sufran la vuelta de vacaciones.

¿Es mejor fragmentar las vacaciones? ¿Mejor unas vacaciones largas o cortas?

Es bastante razonable dosificar las vacaciones, si se puede, cada cierto tiempo y no todo un mes de forma continua

Es bastante razonable dosificar las vacaciones, si se puede, cada cierto tiempo y no todo un mes de forma continua. Mejorar nuestro estilo de vida cotidiano durante la época de trabajo aprovechando el tiempo de ocio, fomentando relaciones sociales, planificando, administrando el tiempo... es una buena manera de tener una adaptación normal en la vuelta a la rutina.

¿Qué ocurre con aquellas, en cambio, que no quieren tomarse vacaciones? Algunas personas no dejan de trabajar por propia voluntad, detestan romper la rutina... ¿Por qué? ¿Se trata de un trastorno?

Como ya hemos comentado con anterioridad, hay personas adictas al trabajo que no saben con qué llenar sus horas libres. Esto hace que puedan sentirse algo estresados ante la idea de tener por delante unos días libres que no saben cómo utilizar, un vacío que ocupan con la rutina laboral porque no saben o no han aprendido a hacerlo de otra manera.

Es preocupante, igualmente, ver cómo reaccionan aquellas personas que por problemas de no tener trabajo o no tener los recursos suficientes no pudieran llevarlas a cabo. Dichas personas son más vulnerables para padecer diversos problemas psicológicos que les genere una menor capacidad de disfrute vital.

Compaginar la vida laboral y familiar sigue siendo una asignatura pendiente de nuestra sociedad

Uno de los argumentos para tratar de 'superar' la vuelta a la rutina, como muchos padres expresan, es pensar en que los niños vuelven al cole... ¿Es cruel este sentimiento? ¿Por qué se produce?

El modo de vida actual donde, por lo general, si ambos padres trabajan fuera de casa hace que, a veces, resulte difícil compaginar los trabajos de estos con las vacaciones escolares. No todos los padres pueden disponer de los abuelos u otras personas o centros que se puedan hacer cargo de los menores, por ello este deseo de la vuelta al cole y a la rutina establecida facilita en gran medida la convivencia familiar. No obstante, compaginar la vida laboral y familiar sigue siendo una asignatura pendiente de nuestra sociedad.

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