El secreto ocre de Sésamo

Una de las figuras ocres en el abrigo rocoso de Peña Piñera.

Pablo M. Bello

Unas figuras ocres miran al espectador. A simple vista, parecen pintadas por un párvulo. Son de un trazo sencillo y esquemático. Pero resulta que la mano que decidió dejar su impronta aquí lo hizo, “aproximadamente”, en algún momento de un día de hace 3.500 años antes del nacimiento de Cristo. Se trata de las pinturas rupestres de Sésamo, en el municipio de Vega de Espinareda, que junto a las de Librán (Toreno) forman parte de uno de los conjuntos artísticos más desconocidos de la provincia.

Peña Piñera se alza como una almena de un castillo rocoso sobre el pueblo. Aquí, entre las rocas de este descarnado lugar, conviven más de 600 figuras (entre hombres, animales, puntos o formas vegetales) de la época del Neolítico, aunque su datación parece imprecisa. “Solo sabemos que tienen los patrones típicos de las pinturas esquemáticas y que se pintaron a partir del Neolítico en adelante”, afirma José Luis Avello, profesor de Historia de Arte Antiguo en la Universidad de León (ULE).

La paternidad del descubrimiento no está clara: se reparte entre una mujer -estudiante de Historia- y un vecino del pueblo.

Él fue el responsable de catalogarlas y el primer especialista que las vio por primera vez en los años ochenta, cuando se descubrieron escondidas entre las piedras y la vegetación. “En el verano de 1983 me llamaron para ir a verlas”, recuerda. Años después del hallazgo, en 1986, publicó lo que se considera la 'vulgata' del yacimiento, el libro titulado Las pinturas esquemáticas de Vega de Espinareda, editado por el Ministerio de Educación. En él, habla también de las claves de su significado. ¿Qué quieren decirnos? Éste es uno de los grandes problemas para este historiador: “Nos falta un código que nos permita su interpretación”.

Según explica el profesor Avello, el descubrimiento -según le contaron- fue obra de una mujer que había estudiado Historia y que vino a vivir a la zona con su marido, empleado en un banco. Después, otro hombre del pueblo reivindicó también la paternidad del descubrimiento, “pero, bueno, ya se sabe cómo son estas cosas”, matiza.

Lo que sí resulta llamativo en las de Peña Piñera se refiere al desconocimiento o, más bien, a la falta de interés entre los vecinos de la zona por conocerlas, pese a la importancia que le concede el especialista. “Mi madre es de Sésamo, sí sabe que están ahí arriba, pero nunca en la vida ha subido a verlas”, asegura Fernando González, un joven ponferradino hijo de un matrimonio del pueblo. No todo está perdido -“al menos por mi parte, dice”, pues siempre que viene gente de fuera les invita a subir y descubrir este tesoro oculto en la ladera de una montaña.

Oculto, sí, pero también un tesoro supeditado al paso inexorable del tiempo. Por eso, un problema añadido es su puesta en valor y protección. Los expertos reconocen que se puede hacer poca cosa, debido a que estas pinturas en concreto están al aire libre y sometidas a la intemperie durante los 365 días del año. “Es un patrimonio difícil de proteger debido a la soledad del lugar”, subraya además el profesor de la ULE.

Esta conservación no está reñida, sin embargo, con poner cortapisas a la gente e impedir su paso hasta la ladera de esta montaña. La propia ley reconoce que todo el patrimonio es de carácter público. “La administración debe fomentar el acceso al patrimonio, porque es de todo el mundo”, remarca Jesús Álvarez Courel, jefe del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León, que recuerda que las de Sésamo gozan en este momento de la máxima protección como Bien de Interés Cultural.

Su actual estado de conservación, de todos modos, salta a la vista. Así puede comprobarse en una de las fotografías, que muestra el deterioro propio de los pigmentos de unas figuras que se mezclan con unas marcas hechas recientemente en la piedra, lo que desvirtúa el conjunto artístico. “Contra eso no puede hacerse nada”, reconoce el responsable de Cultura.

De momento, el Ayuntamiento de Vega de Espinareda dio hace unos meses los primeros pasos para comenzar con los trabajos de acondicionamiento, con la limpieza y el desbroce de la zona, además de la colocación de paneles informativos y la apertura de una senda señalizada para facilitar las visitas. Y todo ello gracias a parte de los 60.000 euros procedentes del Plan para la Reserva de la Biosfera impulsado por el Gobierno central que pretende poner en valor Los Ancares leoneses.

Más información: http://www.vegadeespinareda.com/Pinturas%20rupestres/pinturasrupestres.htm

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