Las lesiones de Raquel “no concuerdan” con la versión de Pedro Muñoz, que encaja con “el típico patrón de maltratador”

Pedro Muñoz saliendo del juicio en la Audiencia Provincial de León.

Redacción ILEÓN / Agencia ICAL

Los médicos que atendieron a Raquel Díaz en el Hospital El Bierzo de Ponferrada y en el Hospital de León después de que el 27 de mayo de 2020 su entonces marido, el exconcejal de Ponferrada Pedro Muñoz, intentara matarla, han declarado ante la Audiencia Provincial de León que “las lesiones que presentaba la mujer no concordaban con la explicación de los hechos que había dado su marido”.

Según el relato del primer médico que la reconoció en el hospital universitario de Ponferrada, la paciente llegó con un “trastorno craneoencefálico grave y en coma” y su marido explicó que “la había encontrado caída debajo de un escalón unos 40 centímetros de altura y que había un pozo cerca, con el que sugirió que podría haberse pegado con la cabeza”. Sin embargo, en su exploración se localizaron “heridas en el cuero cabelludo, en varias vértebras y arañazos en las piernas, que Muñoz justificó con que ”la había movido por la falta de luz“.

La gravedad de la situación de Raquel Díaz, “que estaba próxima a la muerte”, hizo que esta tuviera que ser trasladada al Hospital de León y fue allí donde saltaron las alarmas en el Servicio de UCI, donde “todos comentaban que las lesiones no eran compatibles con la versión que daba el marido y que había cosas raras que no encajaban”.

Así lo relató una de las médicas de este servicio, quien aseguró que Pedro Muñoz dio “varias versiones diferentes y contradictorias” sobre la caída de Raquel Díaz. “La primera fue que se había caído para atrás, luego que se había caído de un muro y después que había estado persiguiendo a un gato”, relató, al tiempo que detalló que la mujer presentaba “una herida en la parte posterior de la cabeza y muchas lesiones en las rodillas y la parte anterior de los tobillos que no encajaban con haberse caído para atrás”, así como “agresiones de distinta evolución”, es decir, “algunas recientes y otras no”, lo que significaba que “no eran todas de ese día”.

Ante esta situación, fue la propia doctora la que el día 28 de mayo decidió llamar a un forense de su confianza para trasladarle la “extrañeza de la situación” y preguntarle cómo debía actuar, por lo que se dio traslado de lo ocurrido a la Policía Nacional. Concretamente del ingreso en el Hospital de León de “una mujer con lesiones muy graves por traumatismo múltiple en una finca en la localidad de Toreno cuando estaba sola con su pareja”, de modo que “podría ser compatible con una lesión por violencia de género”.

También fue “difícil de entender el caso” para el neurocirujano que efectuó la primera intervención a Raquel Díaz, para quien “lo verdaderamente importante fueron las lesiones cerebrales, no la fractura del cráneo”, que seguía sin entenderse “respecto al mecanismo causal”. “Recuerdo explicaciones de que el gato se había escapado y la paciente había ido a buscarlo por una tapia, que era una hipótesis que podría barajarse, pero no llegaba a quedar claro lo que había ocurrido, porque se trataban lesiones de mucho impacto que llevan implícita mucha energía cinética”, relató, al tiempo que aseguró que, cuando habló con Pedro Muñoz sobre la intervención de su mujer, este dijo que hiciera “lo que fuera necesario” para “poder volver a dar un paseo” con ella, refiriéndose a la abogada como “una persona brillante”.

Atención en la finca

También declararon en esta cuarta sesión del juicio el médico del centro de salud de Toreno que se desplazó al lugar tras recibir la llamada del Servicio de Emergencias 1-1-2 de Castilla y León, así como el de Emergencias. Ambos coincidieron en que la mujer se encontraba ubicada en un porche acristalado en el interior de la vivienda, hasta donde Pedro Muñoz reconoció que la había movido debido a que cuando la encontró “tirada en el suelo en un charco de sangre después de escuchar un fuerte golpe” estaba en “un lugar sin luz”.

Según los facultativos, Raquel se encontraba “en situación crítica y en un estado profundo en el que no abría los ojos, sino que solamente emitía sonidos ininteligibles y respondía con movimientos muy erráticos al dolor”, mientras que Muñoz, que en aquel momento se identificó como “su marido y enfermero” estaba “en un estado anímico alterado”. “Raquel estaba inconsciente y tenía múltiples arañazos, lesiones y heridas sobre la piel. Se encontraba tendida en el suelo con los pies hacia la oscuridad y en ropa interior. También había sangre en el suelo”, relataron.

Quería salir de la relación”

La Audiencia escuchó también el testimonio de la psicóloga que trató a Raquel Díaz desde abril de 2019 hasta marzo de 2020 por videoconferencia, a la que llegó porque “quería salir de la relación y tenía miedo porque sentía que en la zona en la que vivía su pareja tenía mucho poder y no se sentía segura ni confiaba en nadie”. A su psicóloga, la mujer le hablaba de “una relación de maltrato psicológico con insultos y lo que ella llamaban explosiones”.

“El perfil de las víctimas de violencia de género encaja con esto, ella refería muchísimo miedo y yo sospechaba que, según el calibre del maltrato psicológico que decía, pudiera haber maltrato físico detrás, pero nunca lo dijo porque sabía que yo me podría saltar la confidencialidad y trabajar con ella para denunciar”, expuso.

Antes de acudir a dicha psicóloga estuvo en tratamiento con una psiquiatra entre febrero de 2018 y enero de 2019 y ésta contó en su declaración que Raquel presentaba “síntomas depresivos reactivos a un problema de pareja que ella describía como tóxica y de la que sentía dependencia”.

En sesiones con la profesional, Raquel refirió “malos tratos verbales y físicos, como insultos o zarandeos” y aseguró que “la mayoría del tiempo estaba pensando en cómo salir de la relación porque sabía que era maltrato”.

Lágrimas del acusado

El presidente del tribunal volvió a llamar la atención este jueves al acusado por “hacer comentarios” durante las intervenciones de los testigos. Además, recordó que se trataba ya de la tercera vez que tenía que amonestarle, por lo que le advirtió que a la próxima tendría que abandonar la sala.

El exconcejal del Ayuntamiento de Ponferrada pidió disculpas ante la situación alegando que “no había sido su intención” y mantuvo la compostura hasta el momento el que se produjo un receso en la sesión. Fue entonces cuando Muñoz lloró durante unos instantes ante el consuelo de su letrado.

“El típico patrón de maltratador”

Una vez escuchados los testimonios de los profesionales médicos que atendieron a la víctima antes y después de la grave agresión que la dejó parapléjica, tras del receso, el turno fue para los agentes de la Guardia Civil que llevaron a cabo las diligencias y la instrucción del caso por violencia de género.

“El estudio de todas las conversaciones, tanto entre Raquel y Pedro como de ésta con sus amistades, muestra un patrón muy claro y típico de un maltratador: Comienza una discusión por un motivo banal -celos, desorden o la televisión-, se produce una respuesta agresiva y después llega la fase de arrepentimiento”. Así de rotundo se mostró un agente respecto al trato hacia Raquel Díaz del que fuera su marido.

En sus análisis, el agente desprendió que Raquel mostraba “una actitud sumisa”, hasta el punto de que llegó efectuar un acta notarias en la que aseguraba que nunca había sufrido malos tratos, mientras que Pedro “tenía el control en temas económicos” e incluso participó en la redacción de dicha acta notarial.

El agente considera que la grabación de más de tres horas de una de las agresiones de Pedro a Raquel sirve como ejemplo de esto. “Ella sabía perfectamente lo que iba a ocurrir”. De acuerdo al relato del agente a raíz de escuchar esa grabación que “pone a uno los pelos como escarpias”, esa noche se produjo una discusión y ella no le quería dejar entrar en casa, pero finalmente lo hizo, lo que dio pie a una discusión banal. En el audio se escucha el “elevado grado de ira y de violencia con el que Pedro actúa sobre su mujer y el intento de ella de escapar corriendo durante la agresión para, después, mostrar la parte típica de los maltratadores de cuidar y ser el más bueno con tu pareja”.

El agente resaltó que fueron las contradicciones en las versiones que Pedro Muñoz dio sobre lo que se suponía que le había pasado a Raquel, junto a las dudas de los médicos sobre las lesiones, las que motivaron la apertura de la investigación. Si había escuchado o no ruidos fuera de casa para salir a buscar a Raquel, la cantidad de sangre que había dejado la víctima, si habían discutido o no y dónde se encontraba Raquel antes de que se 'cayera' o la tirara por la terraza de la vivienda.

En cambio, la Guardia Civil asegura no haber encontrado “nada que haya dicho los testigos que no se haya luego materializado en la comprobación de las conversaciones de WhatsApp”.

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