Quién es quién y qué papel juega en la peligrosa huelga de la basura

ICAL

C.J. Domínguez

A las 00.00 horas del lunes comenzó una huelga indefinida en todo el sistema provincial de recogida y tratamiento de basuras, lo que significa que amenaza con dejar hasta el último contenedor de cualquiera de los 211 ayuntamientos de la provincia saturados de los deshechos de todos los leoneses. Es el efecto de un grave conflicto laboral, sin precedentes, entre la unión temporal de empresas (UTE) Legio VII a la que todos los municipios leoneses, a través del consorcio provincial de residuos Gersul, ha encomendado la gestión de la basura leonesa, y los trabajadores de todo este sistema, una plantilla que ronda los 180 empleados.

Este es el panorama que -no por casualidad- estalla en las puertas de la campaña electoral. Y tiene como protagonistas al triángulo formado Legio VII, el consorcio Gersul que impulsó y preside la Diputación de León, y los propios trabajadores, con el comité de empresa al frente. Mientras se ultiman detalles como la aplicación de unos servicios mínimos del 31% de la plantilla que Legio VII y el consorcio confían en que permitan que los leoneses no sufran la acumulación de basura en sus calles, y que los trabajadores creen un error porque “sólo aplaza un problema y crea otros peores, como un auténtico peligro en la planta provincial de San Román de la Vega”, lo cierto es que este sistema hace aguas por motivos que acumulan muchos años de problemas, demasiado dinero en juego y mala gestión. Un cóctel que amenaza con apestar las urnas electorales del 24 de mayo.

La UTE Legio VII, contratada desde el año 2000 para gestionar el centro de tratamiento de residuos (CTR) provincial de San Román de la Vega y sus plantas de transferencia y clasificación de otros varios puntos de la provincia, es una empresa formada por la empresa Urbaser (del Grupo ACS que preside Florentino Pérez) y Fomento de Construcciones y Contratas (FCC, en manos de Esther Koplowitz).

Gersul, por su parte, aglutina los intereses de los 211 municipios leoneses bajo presidencia de la Diputación, que ha delegado en la persona del alcalde de Congosto y diputado provincial José Antonio Velasco. Por último, la Junta no sólo es la administración competente en medio ambiente y residuos sino que, además, pagó con ayuda europea todas las instalaciones después de año de batallas para buscar un emplazamiento idóneo que acabó siendo San Román de la Vega (municipio de San Justo, junto a Astorga).

Legio VII rompe la baraja: Los expedientes

Nueva balsa de lixiviados en el vertedero provincial de San Román de la Vega.

En febrero de este año, Legio VII planteó a los representantes de los trabajadores, unilateralmente e incluso sin informar al consorcio Gersul, la puesta en marcha de dos expedientes que a juicio de los empleados son un 'golpe de estado' a sus condiciones laborales: uno de movilidad y otro de condiciones laborales. Resumiendo, que Legio VII pierde tanto dinero en los últimos años (lo cifran en más de 40 millones de euros, por muy diversos conceptos, y culpan a Gersul de no saldar gran parte de esos pagos) que quiere cerrar las instalaciones de la planta de envases de León y de Ponferrada para concentrarlas en la planta principal CRT de San Román. Eso significaría trasladar a 25 trabajadores del total de 177, aduce la compañía.

Pero además, plantea imponer -segun la última oferta, más magnánima- una reducción de salarios hasta un 6%; una congelación de la acumulación periódica de la antigüedad (y su correspondiente paga), consolidando la existente; y aumentar la jornada laboral de 35 a 37,5 horas semanales.

Palabras mayores. “La práctica totalidad de la plantilla”, remarcan los sindicatos, han rechazado de plano esta situación. Las reuniones, directas o con mediaciones, no han servido más que para enconar la situación. Ni una aproximación ha sido posible. Y el voto abrumadoramente mayoritario de hace dos semanas de todas las asambleas concluyeron con la misma y única posibilidad de respuesta de los trabajadores: huelga indefinida. Desde hoy a las 00.00 horas del día 3 de mayo y hasta quién sabe cuándo.

Pánico y reuniones urgentes

Con este panorama, el pánico ha cundido entre el consorcio Gersul, la Diputación leonesa y todos y cada uno de los ayuntamientos, grandes y pequeños, que no sabe qué pasara a partir de esta semana con las basuras de sus vecinos, porque el único lugar autorizado para depositar y tratar la basura leonesa es el CTR de San Román y estará a muy poquito gas. El comité admite que “con estos servicios mínimos, los primeros días la situación no se notará, pero en cuanto pasen unos cuantos más se verá el grave error que han cometido por miedo a que esto coincida con las elecciones, porque entre otras cosas la acumulación de miles de toneladas de basura sin tratar en la planta provincial podría provocar hasta explosiones de gas metano o incendios”.

Así las cosas, mañana lunes, con la huelga en marcha, hay convocadas sendas reuniones de Gersul “por separado” con empresa y trabajadores. Éstos no tienen muchas expectativas puestas en este encuentro, al menos “mientras no se involucren Herrera o Silván, tenemos pocas expectativas”, reconoce presidente del comité de huelga, Fernando Abella. Recuerda que el pánico es tal que el presidente de Gersul, Velasco, hace pocos días reclamó la participación de más altas instancias y toda la artillería pesada del PP para frenar una huelga que, además, puede causar un desastre medioambiental a medio y largo plazo.

Un polvorín de basura

Algo que en el entorno del CTR ya vienen denunciando desde hace años, con acusaciones de contaminación continuada de acuíferos, un compost (abono orgánico que se produce con la basura que se puede descomponer) repleto de materiales contaminantes y sobre todo una gestión “desastrosa” de todo el sistema provincial de residuos y en concreto del CTR. Sea cierto o no, la verdad es que el vaso de depósito de rechazos -el vertedero, para entendernos- se construyó para una vida de 20 años y casi en la mitad de plazo, 10 años, ya apenas no tiene espacio físico, está saturado. Motivo por el que ya hay en marcha un no menos polémico proyecto para un nuevo vaso de vertido. La llegada masiva de más de 350.000 toneladas de residuos -500.000 para los opositores- que habían permanecido pudriéndose durante 11 años en la finca El Busto de Santa María del Páramo -acumulada mientras se construía el CTR- no hizo más que enconar los ánimos y provocar más dudas sobre la gestión y el efecto al medio ambiente.

En resumidas cuentas, la huelga de hoy es el resultado de década y media de una ecuación en la juegan una gestión francamente mejorable, una cruenta guerra económica -de Legio VII contra Gersul, y viceversa, así como el bolsillo de cada uno de los trabajadores- y un mayúsculo e irresponsable pasotismo político acumulado año tras año. Todo ello aderezado con causas judiciales. Y ahora con la guinda de la campaña electoral en ciernes. Un polvorín de basura, vamos.

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