La población oriental del oso pardo mejora su calidad genética

Rubén Cacho / ICAL El director general de Medio Natural, José Ángel Arranz, el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, y el director de Operación y Mantenimiento de Enel Green Power España, Santiago Domínguez, presentan el estudio genético del oso pardo en la Cordillera Cantábrica

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Las perspectivas de conservación de la población oriental de oso cantábrico, núcleo que se asienta en la Montaña Palentina, en la Montaña oriental leonesa, y en zonas limítrofes de Cantabria y Asturias, han mejorado en los últimos años gracias a la migración de machos de la zona occidental (León-Asturias) que se han cruzado con hembras asentadas en la zona de la Montaña Palentina.

Así se desprende de un estudio genético de la Fundación Oso Pardo (FOP) en colaboración con la eléctrica Enel Green Power y la Junta de Castilla y León, y realizado por científicos del Museo de Ciencias Naturales, en el que se analizaron muestras de pelos y excrementos de osos recogidas entre junio 2013 y agosto de este año en la zona oriental y en el corredor que separan ambos núcleos de población.

Según destacó el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, las conclusiones de este informe son una “excelente noticia” que mejora las perspectivas de conservación de la población de osos de la zona oriental, ya que el aumento de la variabilidad genética provocado por el cruce de machos de la zona occidental con hembras de la oriental “supone reducir la vulnerabilidad a cambios ambientales, aumentar la resistencia a enfermedades y aumentar el tamaño de las camadas”.

Palomero, que agradeció la colaboración de la Junta y de Enel Green Power, destacó que este estudio demuestra que se ha puesto fin al aislamiento que sufría el núcleo osero oriental y subrayó que lo fundamental ahora es mejorar las condiciones del corredor que separa ambos núcleos de población.

Por su parte, Elena González, científica del Museo de Ciencias Naturales, también destacó que el estudio, que permitió analizar muestras de ADN de 26 ejemplares de zona oriental, pone de manifiesto la mejora de las posibilidades de supervivencia, pero matizó que lo ideal sería que los cruces fueran “en ambos sentidos” y que los machos de la zona oriental se cruzaran con hembras de la occidental. “La situación es mucho mejor si comparamos estos resultados con los de informes previos, pero todavía, hasta que no podamos hablar de un sólo grupo de población, debemos ser cautos”, aseveró.

Mientras tanto, el director general de Medio Natural, José Ángel Arranz, aseguró que el objetivo primordial de la Junta en los próximos será la atención al corredor entre ambos núcleos, para mejorar el hábitat y eliminar infraestructuras que puedan dificultar el paso de ejemplares.

La población cantábrica de oso pardo se encuentra dividida en dos subpoblaciones separadas geográficamente. La subpoblación occidental se extiende por unos 2.800 kilómetros cuadrados, desde los Ancares lucenses y leoneses hasta llegar casi a la zona central de la cordillera entre León y Asturias. Se estructura espacialmente en tres núcleos reproductores distintos: el más numeroso en los concejos asturianos de Cangas del Narcea, Degaña y zonas limítrofes de Ibias y en los municipios leoneses de Villablino, Palacios del Sil y Páramo del Sil; un segundo, que ocupa básicamente los concejos asturianos de Somiedo y Belmonte; y un tercer núcleo, también asturiano, asentado en Proaza y zonas limítrofes. Este núcleo se estima que está constituido por un mínimo de 200 osos.

La subpoblación oriental ocupa unos 2.100 kilómetros por la Montaña palentina, entre las cabeceras de los ríos Carrión y Pisuerga, y la Montaña oriental leonesa, con presencia consolidada en los montes cántabros de Campoo de Suso, Polaciones y Liébana y en terrenos del oriente de Asturias. Esta subpoblación presenta un núcleo reproductor consolidado en la Montaña palentina y zonas limítrofes de Cantabria y otro núcleo en Riaño-Valdeón, que tras desaparecer a mediados de los años noventa ha vuelto a recuperarse, con reproducción intermitente, en la primera década de este siglo. Se estima que la población está constituida por más de 30 osos.

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