José María Pérez, 'Peridis': “No veo fronteras en ningún sitio y menos en Castilla y León”

Eduardo Margareto / ICAL José María Pérez González, Peridis, en el monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo (Palencia)

C. Viñas/Ical

José María Pérez, 'Peridis' (Cabezón de Liébana, Cantabria, 1941) vive un momento muy dulce y se le nota. A la publicación de su primera novela, 'Esperando al rey' se ha unido la entrega de la Medalla de Honor de la Academia de Bellas Artes de San Fernando a la Fundación Santa María la Real que preside. 'Peridis' ha querido volcar sus conocimientos sobre el románico, al que ha dedicado más de 40 años de su vida, en una novela divertida, de fácil lectura, en la que se rinde tributo a un complicado periodo de la historia de Castilla. Hoy miércoles, a partir de las 20.00 horas, presentará 'Esperando al rey' en el Parador de San Marcos, en León, acompañado por el periodista Pedro García Trapiello.

Publica su primera novela, que ya va por la quinta edición, y se alza con el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio, va por la quinta edición. No podrá quejarse...

Vamos a toda velocidad. Esto es como un pan debajo del brazo. Que te den un premio por la primera novela, lo que pasa es que soy muy mayor y quizá me lo han dado por los años (risas)! Ahora en serio, yo he procurado que sea muy amena, e instructiva. Después de llevar toda la vida defendiendo el patrimonio y restaurándolo, me he planteado cómo era aquella gente del románico y he procurado darles vida, porque me lo han pedido. Me han dicho los personajes de la novela, oye, que tantos años restaurando patrimonio, por qué no nos restauras a nosotros y nos das una nueva vida, que nos queremos asomar al siglo XXI.

Después de editar otros libros sobre patrimonio, ¿por qué una novela histórica?

Creo que tiene más vida una novela, cuenta lo mismo pero con personajes, y la manera de enseñar una época es a través de la novela. La historia se ha enfocado desde el punto de vista histórico o del artístico, todo es historia del arte o historia, y son visiones parciales. Es como que estás tuerto, ¿no? En la una ves a los Reyes haciendo la guerra, y en la otra a los artistas haciendo templos. ¿Y por qué no juntas a los reyes, a los artistas, a los canteros, a las esposas, a las hijas, a las monjas, a los curas, obispos... en un mundo tan lejano y tan cercano como es el medievo. Y porque también la gente me preguntaba, fíjese, después de hacer la serie de 'Las claves del románico', por qué no seguía con la serie. “Porque no hay patrocinio”, respondía yo, y me decían “pues haznos una novela y cuéntanos el medievo en ella”.

¿Ha sido muy riguroso en el proceso de documentación o se ha permitido muchas licencias?

No, muy riguroso. Aparte he contado con un gran investigador de Castilla y León que es Julio González, de Saldaña, y también Martínez Díez, y mucha gente que ha hecho investigaciones parciales sobre la familia Lara. Yo me he documentado muchísimo, en arte, pues menos porque lo habíamos investigado con la Enciclopedia del Románico, más no se puede pedir, está todo en esa enciclopedia que dirigí con García Guinea, y que está a punto de acabarse. Así que tenía la mitad ya, que era experiencia de vida en la restauración, en la recuperación y en la comunicación. Yo ese tiempo lo conocía muy bien a través del arte, me faltaba complementarlo a través de la historia.

¿A qué responde el título 'Esperando al rey'? ¿A qué monarca se espera?

A Alfonso VIII, que es niño, esperando que madure, y sea rey efectivo, porque durante la minoría el reino estaba inmerso en una especie de guerra civil entre los Castro y los Lara, y también en conflicto con el reino de León, los reinos vecinos, y los almohades. Al buey flaco todo son pulgas. Al niño le mordían el reino por todos los lados, los parientes y familiares se lo mordían alrededor y por el sur empujaban los almohades. Fue una época muy difícil para Castilla.

Su novela está muy vinculada al Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo.

No podía ser de otra manera. Yo quería hacer una novela del monasterio, evidentemente, pero cuando empecé a investigar me di cuenta de que por allí pasaba la historia de España, el monasterio era de la familia Lara, que los Lara fueron importantísimos durante siglos en el reino de Castilla, y que había un personaje, que era el cardenal Jacinto, que hizo una bula para conseguir un acuerdo cuando se apoderan del monasterio los monjes premostracenses y echan a los clérigos que había allí. El documento es muy interesante, y este sujeto pasó por Aguilar y estuvo también el día que se dividió el reino, en Valladolid, y pensé que era un personaje de novela. Y así, así, tirando del hilo, pues fui metiendo la historia de España en el monasterio y el monasterio en la historia de España, y la historia del arte, porque el monasterio de Aguilar tuvo un gran maestro que es el maestro de Carrión, el maestro de San Vicente de Ávila, y en Ávila pasó la minoría de edad Alfonso VIII, y luego se fue a Toledo, y bueno, bueno.. tirando de un hilo y de otro hilo, al final te haces un lío con tantos que tienes en la mano, tienes una madeja desmadejada y tienes que poner un poco de orden porque sigues a uno y te olvidas del resto.

La trama se inicia en el Valladolid de 1155, cuando el rey de León Alfonso VII divide su reino entre sus dos hijos: León para Fernando de León y Castilla para Sancho. ¿Con cuál de los tres reyes se queda, cuál fue el mejor?

Con todos, uno se queda con todos los personajes, con los malos y con los buenos, porque ambos se necesitan. He procurado que fueran lo más verosímiles e históricos posible. Rebuscando en sus biografías y en sus actos, aquellos rasgos del carácter que son más novelescos. Quizá Fernando de León puede el personaje más complejo, el que más cambia a lo largo de la novela, y en las mujeres, no es compleja, pero es muy interesante Teresa, que es una gallega, hija del conde de Trava y Trastámara, el más importante de Galicia, que casa con Nuño Pérez de Lara, que es el noble más importante de Castilla.

¿Qué supuso aquella división para la historia de esta tierra? Todavía hay quien defiende un León sin Castilla y viceversa...

Pues supuso una guerra de 80 años, una gran debilidad del reino y la posibilidad cierta de que los almohades hubieran arrasado media Castilla. Es que no tiene sentido, porque hay una parte que les une como un cordón umbilical, que es la Tierra de Campos. Cuando vas por la zona de Carrión, Sahagún, vas por el Camino de Santiago, no hay diferencia de ningún tipo y las montañas son muy parecidas. Yo nací en una tierra intermedia, que es la Liébana, que es tanto Castilla por un lado la de la montaña, como León, porque es muy parecido a la zona de Posada de Valdeón. No veo fronteras en ningún sitio y menos entre Castilla y León. Si hay una historia que a veces es diferenciada, pero vamos, el parecido es muy grande, lo que pasa es que los vecinos nunca se llevan bien. Los conflictos se tienen con el vecino.

'Esperando al rey' se sustenta en la intrahistoria, desde las vivencias de las mujeres y los artistas que acompañaron a esos monarcas medievales de Hispania. ¿Por qué le parecían más interesantes?

Sí, si no, no hay manera de contar la historia, porque la historia a pelo y en crudo es muy dura, porque todos los reyes de Castilla y León son Alfonso, Fernando o Sancho, y todas las reinas son Urraca, Teresa o Sancha, y entonces ya no sabes si es el VII, el VIII o el IX, si eran de Castilla o eran de León... lo de los reyes nuestros es un lío. Y sin embargo, a Mateo -el autor del Pórtico de la Gloria- , le conoce todo el mundo, solo hay un Mateo, pues ese es un gran protagonista. Al maestro de Aguilar, o al de Carrión, pues le he dado nombre y ahí están. Y las mujeres también porque tenían un gran papel. Lo vemos ahora en África, la mujer con un cántaro de agua, y dos niños y el marido en la guerra o vete a saber dónde. Y en el caso de los nobles, el rey a la guerra y a la caza y la mujer tenía que ocuparse de la hacienda y de la educación de los hijos, y la casaban con el que tocaba y se tenía que ir donde la mandaban.

En la novela aparecen crisis política, división del reino, juegos de poder... La música actual suena muy parecida...

La historia se repite siempre, porque los partidos buscan el poder y se coalían con el que más les interesa, y así hacían los Lara y los Castro, buscando el poder, y a veces no tanto el bienestar de los ciudadanos. Los Reyes, pues eran reyes absolutos pero que tenían que buscar el bienestar de sus ciudadanos, la Iglesia era determinante en aquella época. Y la gente aspiraba a sobrevivir y a ganar la vida eterna y ahora yo creo que a sobrevivir nada más porque la vida eterna... cuán largo me lo fiáis!! Y entonces inventaron el purgatorio para que el infierno fuera más llevadero. Y yo creo que estamos en el purgatorio porque no nos damos cuenta de que el único cielo es la vida. Esa época es cuando éramos niños como sociedades, cuando empezamos a hablar en romance, en castellano, empezamos a hacer los primeros monumentos de nuestra cultura, no que los hacía Roma, cuando hicimos la ciudades y las murallas, ahí nació Burgos y Valladolid, y se fortaleció león. Y Ávila hizo la muralla y le dieron los fueros.. ahí nacimos.

¿Qué es lo que más le fascina de la Edad Media?

Me pasa como con los cerdos, que me gusta hasta el rabo. Empezando por los monumentos y pasando por los beatos, y por los códices y por los castillos, y por las universidades, que son de esa época. Si es que es el inicio de nuestra sociedad y echamos a andar y anduvimos ligeritos.

¿Qué se puede aprender de aquellos años?

La alegría y las ganas de vivir en las peores circunstancias. Vivían pocos años, dependían del clima, de los señores, de la iglesia, pero se organizaban sus fiestas, se alegraban cuando venían los juglares y los peregrinos contando historias. Quizá yo creo que deberíamos hablar más entre nosotros. No sé si tuitear menos o más, pero desde luego hablar más y contar historias y que nos las cuenten.

¿Con qué personaje se ha sentido más identificado, algún cantero, quizás?

Con todos. Con Mateo, el maestro Fructuoso, pero también con Teresa y con Cecilia y con Raquel, la judía, es uno un poco todos. Es lo que le preguntaron a Flaubert, que le dijeron “qué personaje es usted”, y él respondió: “yo todos”. Un poco de cada uno. Escribir es camuflarse en los personajes y yo me he camuflado lo mejor que he podido. También he sido cardenal durante la novela, oye, para una vez que puede uno ser cardenal en la vida, ¿no se va permitir el lujo? Es lo bueno que tiene, en una novela puedes ser el rey, coño, de una vez por todas (risas).

¿Hay algo sobre lo que le hubiera gustado profundizar más en la novela?

Me lo dejo para la siguiente. No, paro aquí que tengo para otra, siempre hay que dejar algo para la siguiente, no sea que se agote el filón. Pero he disfrutado mucho, ¿eh? Me lo he pasado haciéndola, ¡vamos! He llorado a moco pelado inclusive, porque cuando un personaje sufría, ¿no iba a sufrir yo? Pero lo peor de la novela es cuando les dejas por la noche en una sala, y llegas al día siguiente y están pasmados esperando que te levantes para moverlos otra vez.

¿El proceso de creación artística que ha experimentado ahora es muy diferente al de la tira política?

El de la tira política es como un relámpago, mientras que el de la novela creo que es más parecido a cuando rehabilitas un edificio, que tienes que buscar los usuarios, quién va a vivir, qué uso le va a dar, qué va a hacer cada personaje, qué personajes son, e incorporar personajes de ficción para complementarlo, los hechos que sean rigurosos. Y juntar el rigor histórico artístico con el carácter novelesco de lo que te traes entre manos. No se trata de hacer una historia novelada, no, se trata de hacer una novela, luego le pones el calificativo histórico si quieres, pero la base son los personajes, sus sentimientos, vicisitudes, sus contradicciones.

Miércoles 26 de noviembre. 20 h.

Parador de San Marcos.

Acceso libre.

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