Whitejoker Manson, novelista de otra realidad

Rubén Rubio, que escribe bajo el seudónimo de Whitejoker Manson.

Luis Álvarez Pérez

Una figura apacible y casi menuda, con una sonrisa permanente, no da la impresión al ver su aspecto que guarde ideas y fantasías tan dispares de la realidad. Se trata de Rubén Rubio, un escritor a impulsos, perfeccionista hasta la obsesión, en el vaivén continuo de una realidad física tangible a la otra de su imaginación etérea.

En su vida y forma de entender la literatura, Rubén afirma que es un escritor a impulsos, él mismo reconoce que no tiene método. “Escribo cuando lo necesito o me apetece”, afirma y explica que no es el profesional de la escritura que se impone un sistema de trabajo rígido, algunos casi estajanovista. Este rasgo personal evidencia, que la literatura para él es una necesidad interior que necesita fluir, ser contada.

Su última novela, recién presentada en Villablino 'Betty Boop isósceles', contiene una serie de 15 relatos, donde la conexión entre ellos es la presencia de los cuatro personajes principales y el Betty Boop, un antro con aura irreal de moderno patio de monipodio, donde los efluvios y vapores espiritosos se entremezclan con volutas de humos estimulantes, de las que surge una realidad alternativa.

Morris, el camarero y dueño del local, un negro camello y dado al puterío, el narrador y una puta en el sentido literal de la palabra. Son los personajes de los que se sirve, con la incorporación de otras apariciones esporádicas en este tugurio de las maravillas. Son el escenario y trama principal de los relatos. Todos cargados de amor y desamor, sentimientos y pasiones, recuerdos y realidades. Con otra característica común los tríos, de ahí el apodo del Betty, “isósceles”, como la figura del triángulo.

Esta es su tercera obra, a una por año. Las dos anteriores 'Anestesia con cianuro' y 'Latidos y eyaculaciones para Nuria', fueron editadas por el autor y están agotadas, esta ha sido editada en Amazón y se puede adquirir ahí o a través del autor.

Él asegura que esta tercera obra es una evolución del realismo sucio de las dos primeras, muy cuidada en la prosa, “reviso mucho, modifico, corrijo, hasta que consigo lo que pretendo”. Por su formación académica filología hispánica, “nos enseñan a criticar, no a escribir”, de ahí esa deformación en la obsesión por las palabras adecuadas, que busca, tratando de definir un estilo.

En algunos de los pasajes de esta obra, la prosa se vuelve muy lírica y casi poética, recordando más a la sensibilidad y prosa de Juan Ramón Jiménez, que al grito desgarrado de icono del realismo sucio, C. Bukowski.

Rubén no se considera un escritor para generaciones jóvenes, reconoce, y precisa que pretende escribir para todos, pero reconoce que es mayoría la de lectores jóvenes, como él con 33 años e incluso menores.

Una conversación entre sus personajes da quizá un poco la clave de estas cosas “te imaginaba mayor, más demacrado, desaliñado, desastre”, le comenta una visitante esporádica al narrador y el le responde, “eso, sólo lo soy por dentro”. Casi en un rasgo autobiográfico, que permite entender el porqué de una apariencia dulce surgen amarguras y dudas tan pasionales.

A veces los personajes, una vez creados, se escapan de las manos y control de su inventor y cobran vida propia, absorbiendo y fagocitando a su creador. Rubén, firma con el seudónimo de Whittejoker Manson, con el que además mantiene un blog personal, que le permite una relación más directa con sus lectores.

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