Los hoteles de insectos afloran en León para proteger a especies polinizadoras en peligro por el abuso de pesticidas

Construcción de uno de los hoteles de insectos.

Sara Lombas

La provincia de León recibe numerosos visitantes en Semana Santa. Pero existen unos particulares hoteles que acogen a pequeños inquilinos. Se encuentran aquí durante todo el año y su población mundial se ha visto reducida un 40% en los últimos años. Esos inquilinos son los insectos, una parte indispensable de la biodiversidad, y se se refugian en pequeños hoteles construidos en diferentes puntos de la provincia con el propósito de ofrecerles un hábitat seguro. Los últimos se han estrenado recientemente en el campus de Vegazana de la Universidad de León.

A finales del mes de febrero, el Parlamento europeo aprobó la Ley de Restauración de la Naturaleza, una normativa vinculante para los estados miembros que tiene, entre otros objetivos, el de proteger a especies polinizadoras cuya población no deja de decrecer en Europa. Especies como las abejas comunes, pero también mariposas o escarabajos se encuentran en peligro en campos y ciudades, donde cada vez más escasean las zonas verdes donde puedan habitar. 

Una iniciativa de la asociación El Bierzo Sentido lleva dos años creando lo que se denominan hoteles de insectos, una aportación para cumplir lo que recientemente reclama ya de forma oficial el Parlamento de la Unión Europea. Durante este tiempo han construido uno en la localidad berciana de Cacabelos, otro en los terrenos del colegio San Isidoro de la capital leonesa y, más recientemente, en el campus de Vegazana de la Universidad de León. 

Tras esta organización está Roberto Martínez, divulgador que reside desde hace 20 años en El Bierzo. Lleva años promoviendo la educación en biodiversidad realizando rutas, cajas nido para insectos y pájaros como búhos y ahora hoteles de insectos. 

Martínez reconoce que es difícil establecer una cifra de cuánto ha decrecido en los últimos años la población de insectos en la provincia, teniendo en cuenta la variedad de especies y las características de las mismas, sin embargo León no es una excepción de una tendencia mundial en la que ya se refleja la caída de la población de insectos. 

La agricultura intensiva, la que más daña a los insectos

En 2019 un estudio publicado en la revista académica Biological Conservation alertaba de la caída del 40% de la población mundial de insectos a una velocidad ocho veces mayor que en especies de mamíferos y reptiles. Los investigadores advertían de la cadena de consecuencias que podría conllevar la desaparición de estas especies y señalaron como principales responsables al uso de pesticidas.

“Solo hay que recordar que antes, si hacías un viaje largo en coche, tenías que parar a limpiar los insectos de la luna. Ahora cruzas media España y apenas se mancha el cristal”, argumenta Martínez: “Lo que más les afecta es la intensificación de la agricultura. Para mantener los cultivos se abusa de abonos y pesticidas que afectan a las especies polinizadoras. No solo eso, el exceso de laboreo hace que las máquinas desentierren los huevos y, para hacer paso a más cultivos, se quitan sebes y otras plantas que para la agricultura no sirven pero sí a los insectos”. 

Lo que más les afecta es la intensificación de la agricultura. Para mantener los cultivos se abusa de abonos y pesticidas que afectan a las especies polinizadoras

Las consecuencias de la rápida desaparición de insectos afecta a otras especies, especialmente a las aves insectívoras, lo que puede provocar la desestabilización de otras y, en conjunto, de hábitats. Del mismo modo, la cadena de consecuencias puede provocar un aumento de plagas. 

Martínez destaca que existen muchas especies polinizadoras más allá de la abeja común, como las avispas, mariposas, los escarabajos o las moscas. Las dos primeras son, de hecho, los inquilinos más habituales en estos hoteles de insectos que se caracterizan por ser solitarias y, por tanto, no peligrosas al no tener un nido que resguardar. 

Tampoco hay refugio en las ciudades

El problema no solo se concentra en el campo. La ciudades son entornos en los que cada vez más predomina el asfalto y donde cada vez es más escaso el verde. En la ciudad de León, a pesar de llevar a cabo obras con el objetivo de reverdecer, el Ayuntamiento también ha sido criticado por vecinos a causa de la escasa presencia de vegetación en los resultados de los proyectos. 

“Faltan franjas floridas, con arbustos”, reclama Martínez, “Hay más biodiversidad más allá del césped, que consume mucha agua y no aporta mucho más que un descampado en el que al menos crecen plantas. Las zonas verdes en León no están adaptadas para acoger esa biodiversidad”. 

Las zonas verdes en León no están adaptadas para acoger esa biodiversidad

Una de las consecuencias directas en la ciudad provocadas por la pérdida de especies polinizadoras es el aumento de la incidencia de alergia, debido a la poca habituación al polen de los habitantes de la capital leonesa y el aumento del mismo. De hecho, según las cifras del portal de Sanidad de la Junta de Castilla y León, en 2019 los granos por metros cúbicos de polen (de chopo y álamo) en el punto más alto en la ciudad de León eran 190, mientras que el pico máximo en 2023 ya marcaba cerca de los 250. 

La divulgación como arma

Además del hecho de construir los hoteles, la asociación El Bierzo Sentido también imparte talleres, muchos destinados a los más pequeños. Los asistentes a estas charlas orientativas forman parte del proceso de construcción de estas infraestructuras. 

“La naturaleza es atrayente ya de por sí, y más en jóvenes que tienen la mente más abierta que los adultos”, explica Martínez, “Los pequeños de hoy están más informados, porque están familiarizados con imágenes de especies raras. Sin embargo, no son tan conscientes de su impacto en la solución de los problemas, ni del grueso de los problemas. Sí que tienen más conocimiento de la realidad, pero no están tan concienciados”. 

En Cacabelos participaron 60 personas en la construcción del hotel y en el colegio San Isidoro de León fueron 70 alumnos y sus 30 familias. Los materiales utilizados son reciclados (que no reciclables) y la base de la infraestructura es que dichos materiales tengan huecos donde puedan resguardarse los insectos y les aporten calor: paja, piñas, serrín, troncos, cerámicas con agujeros… 

Los dos nuevos hoteles de insectos de la Universidad de León se encuentran en el entorno de la Escuela de Ingeniería Agrícola y Forestal y la Facultad de Biológicas del campus de Vegazana. Pequeños turistas: sean bienvenidos.

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