Test a pie de barra y de mostrador: La amabilidad de los leoneses como clientes

Víctor, dueño de la Carnicería Alcorte, atendiendo a una amable clienta y a su atento compañero canino.

Nuria V. Martín

Mucho se habla de la calidad de la atención que al cliente se le da en los comercios, pero mucho menos de si esa atención tiene una repercusión, un feedback, a la altura de las circunstancias. Es cierto que para algunas personas, los leoneses tienen fama de cerrados, desconfiados y un poco toscos al principio, pero también son correctos en un primer contacto, muy fieles a sus negocios de confianza y se dice que quien tiene un leonés de amigo es para toda la vida. Sin embargo, lo cortés no quita lo valiente y es de bien nacido ser agradecido. Y la opinión de algunos negocios puede ayudar a aclarar para saber si la amabilidad abandera a la tierrina o si, por contra, brilla por su ausencia.

Un comercio puede ser una de tus relaciones más duraderas

En un mundo cada vez más digitalizado, la relación entre los clientes y los comercios a menudo se reduce a una simple transacción. Sin embargo, en León, esta dinámica adquiere una dimensión más profunda, ya que se sigue manteniendo un contacto cercano con los comercios de proximidad.

Saludos afectuosos, agradecimientos sinceros e incluso ocasionales intercambios humorísticos son elementos comunes en las interacciones entre clientes y tenderos. Estos gestos, en apariencia triviales, son testimonio de una autenticidad que define la experiencia comercial en la provincia leonesa.

Sin embargo, no siempre son todo risas ni buenas formas, y esos casos son los que más calan en los que están al otro lado de la barra o del mostrador. Y es que a veces, quizá más de las deseadas, la empatía del cliente brilla por su ausencia o pagan con el profesional que les atiende sus frustraciones del día a día, sin darse cuenta de que la persona que les atiende también tiene sus preocupaciones que aparta para dar una buena atención y un servicio de calidad. Al menos también de forma generalizada.

Testimonios

Tras un paseo por el barrio y plantear el debate a los comerciantes, aunque alguno reaccionó poniendo los ojos en blanco, cuando han respondido con naturalidad y sin ningún compromiso, se puede hacer un balance positivo de la percepción de los profesionales hacia la actitud de los leoneses como clientes.

En la oficina de Correos, por ejemplo, los trabajadores indican que “hay de todo, pero por lo general hay gente muy buena”. Lo único, quizá se tuerce un poco la situación cuando no siempre dan lo que la gente espera porque hay algún tipo de problema con el papeleo o si tienen que hacer mucha cola.

“La gente no se queja en todos los sitios: en Hacienda, incluso con cita previa, les hacen esperar y apenas dicen nada, pero aquí si hay mucha cola puede que se escuchen comentarios”, observan. Sin embargo, las elecciones de verano fueron un claro ejemplo del tipo de clientes que son los leoneses, con aquellas colas interminables. Sin embargo, para ser una situación complicada entendieron perfectamente que pilló a todos por sorpresa y tuvieron mucha paciencia.

Por su parte, Eurozoco deja claro que en todas sus tiendas el ambiente es muy bueno y muy agradable gracias a los usuarios, independientemente del lugar donde se encuentre el establecimiento.

De igual manera, en la Carnicería Alcorte están muy satisfechos. Observan que “al leonés al principio le cuesta y quiere marcar territorio, pero enseguida muestra interés por los productos, es educado y muy fiel”. Además, en su caso, los clientes “vienen por la calidad que ofrecemos en todos nuestros productos, así que se fían de nuestras recomendaciones, y no vienen por precio”. Eso ayuda.

La anécdota de la envasadora y la cecina

En la avenida Suero de Quiñones, Vicente, de la Ferretería La Cocina, responde con historia real, con un pie en lo divertido y otro en entrañable, cuando una mujer muy nerviosa le llamó por teléfono. “Me dice que la envasadora al vacío que nos compró no funciona. Le digo que vuelva por la tienda y, medio en broma, que también traiga un poco de embutido para probarla. Cuando viene la mujer, ya entrada en años, saca la envasadora y, ¡sorpresa!, envueltas en papel albal seis lonchas de cecina”, relata entre risas.

Pacientemente, Vicente le explicó a la señora cómo debe colocar la bolsa de vacío para que la máquina funcione correctamente. Tras cuatro intentos, por fin lo consigue ella sola siguiendo los consejos de su ferretero de confianza. Muy agradecida le ofrece las lonchas de cecina, a lo que Vicente, con mucha educación, rehúsa, pero por la insistencia de la mujer lo termina aceptando. Y se ve forzado a prometer que cenará la cecina “con un poco de queso y un buen vino a su salud”. Pero aquí no acaba la anécdota: la señorina volvió a la media hora con una botella de Rioja para asegurarse de que Vicente cumpliera su promesa de cenar la cecina con un buen vino, y de paso justificando que “nunca me habían tratado así de bien en una tienda desde hace mucho”.

¿Qué hay de la hostelería?

Quizá el sector más castigado en todo, en general, pero en modales en particular, es el de la hostelería. Aunque “todo depende de la actitud de cada uno, de cómo te lo tomes y del día que tengas”, valora Emilio Álvarez (Milín), propietario de 'La bella vita', que lleva 15 años trabajando en un barrio con muchas familias jóvenes y muchos de su tierra, Laciana.

Su impresión es que “igual es por el tipo de negocio, pero aquí la verdad que siempre, del 1 al 10, la clientela es un 8 en amabilidad”, asegura. Aunque rescata de su memoria un caso un tanto desagradable a los pocos días de abrir el nuevo bar: “Le ofrecí las tapas a un cliente y me dijo que le pusiera lo que quisiera, que le daba igual, y cuando se lo llevé me dijo que le quitara aquello, que no le gustaba. Pero si lo sabes llevar, se lo cambias y ya está”.

Quizá Javier Fernández, dueño de 'El rincón de Eras', tiene razón cuando dice “siempre te quedas con lo feo, aunque hay de todo”. Y de todo habrá visto en sus 16 años de experiencia en todas las modalidades de hostelería, pasando por banquetes, noche y cafetería.

Conserva tantas anécdotas “que podría escribir un libro, todos los días hay demasiadas”. Pero por lo que más llama la atención es el trato de la gente hacia el camarero, que no siempre es lo que te esperas. “Un 'buenos días' no cuesta nada y, normalmente, la gente viene con mucha exigencia, se piensa que somos máquinas. Son detalles que te hacen sentirte muchas veces como un siervo”, lamenta.

A pesar de esta amarga sensación de toparse puntualmente con algún maleducado o algún jeta, el año que lleva en el barrio de Eras destaca que su clientela es muy agradable, como de la familia. “Tenemos mucha gente de todos los días, trabajadores de la zona, vecinos y mucha gente de paso, porque se aparca muy bien por esta zona. Además, nuestra terraza de 22 mesas es muy agradecida en cualquier estación del año porque le da el sol desde muy temprano hasta la tarde”, describe orgulloso sus dominios.

Consejos para ser un buen cliente

Mantener un trato cordial y respetuoso con los comerciantes y trabajadores de servicio mejora la experiencia personal. Las observaciones que se hacen a continuación son obvias, pero nunca está de más recordarlas para tenerlas presentes.

Paciencia y empatía

Los comerciantes pueden enfrentar momentos de gran afluencia o situaciones imprevistas que puedan ralentizar el servicio. Practicar la empatía y recordar que todos somos humanos puede marcar la diferencia en la actitud y el ánimo de ambas partes.

Respeto y educación

No hay ni que decirlo, pero un simple “por favor” y “gracias” son palabras poderosas. Reconocen la labor de quienes trabajan para brindar un servicio y crean un ambiente de respeto mutuo. Y si ya lo acompañamos por una sonrisa crea una experiencia más placentera tanto para el cliente como para el profesional

Confianza en la profesionalidad

Es importante delegar en la habilidad y conocimiento de quienes atienden al público. Evitar la desconfianza innecesaria y respetar su experiencia contribuye a un entorno armonioso. Si surge alguna preocupación, plantearla con cortesía y disposición a escuchar puede llevar a una solución más efectiva.

Escucha activa

Las interacciones son oportunidades para aprender. Escuchar con atención las sugerencias o recomendaciones de los profesionales puede enriquecer la experiencia y permitirles adaptar sus servicios para satisfacer mejor las necesidades de los clientes.

Gestos de reconocimiento

Un cumplido genuino o un simple gesto de reconocimiento pueden alegrar el día de alguien. Comentar sobre la calidad del producto o servicio, expresar agradecimiento y, en ocasiones, mostrar interés en su bienestar son formas de fortalecer los lazos humanos. No hay nada más sencillo como pensar si a ti te agrada cuando te indican que has hecho algo bien.

Conversación animada

Siempre que la carga de trabajo del establecimiento lo permita es de agradecer entablar una conversación amigable y distendida con la persona que está trabajando. Se puede hacer una observación positiva sobre algún producto o servicio; el humor bien traído nunca está de más; mostrar curiosidad por algún proceso de su trabajo; o dar ánimos con la jornada laboral. Son algunos ejemplos para romper el hielo.

Estos consejos no sólo mejoran la experiencia personal, sino que también contribuyen al ambiente cálido y amigable que distingue a la provincia de León. Recordemos que la autenticidad y la empatía son la base de estos gestos, y cada palabra amable contribuye a construir un entorno más cálido y humano para todos.

Etiquetas
stats